Olmedo Quimbita nació en Latacunga, el 1 de junio de 1963, hijo de Rafael Quimbita, acomodado comerciante y agricultor, y de Zoila Panchi, quien ayudaba a su esposo en sus negocios. Fue el menor de cinco hermanos. Estudió la primaria en la escuela Numa Pompilio Llona, donde sobresalió en atletismo. En 1977 ya dibujaba y como su padre era amigo del destacado pintor de óleos Manuel Cangui.
En 1981 la familia se estableció en Quito. El cambio resultó beneficioso para la incipiente formación del joven artista y a la par que estudiaba los primeros cursos de secundaria en el colegio fiscal Seis de Diciembre, visitaba el museo de Arte Colonial de la Municipalidad y el de Arte Moderno de la Casa de la Cultura.
En 1986 creyó conveniente salir del país. Viajo a Caracas, donde fue bien recibido. Los cuatro cuadros que llevó de Quito como muestra de su habilidad, los vendió enseguida a un abogado amigo de sus anfitriones.
En 1987 comenzó a pintar caballos y jinetes, y expuso en los hipódromos de Caracas y Valencia. En 1989 mostró sus obras en la galería de arte del INCE y en el Museo Municipal Caracas. Ya era conocido de los grandes pintores venezolanos, entre ellos Jesús Soto.
En 1992 mostró sus fotografías, catálogos y recortes de prensa a Bolívar Torres, de la División Cultural de la Cancillería en Quito, quien le programó una exposición itinerante por el sur de Sudamérica.
En 1997 propuso a su amigo Manuel Romero, embajador de Ecuador en Egipto, hacer una exposición en Tel Aviv y otra en El Cairo. La capital egipcia lo maravilló por su exotismo. Luego visitó Jerusalén, volvió a El Cairo y expuso en el Instituto Cervantes.
Ese mismo año viajó a Madrid. Sus visitas a los museos, bibliotecas y teatros le depararon numerosas amistades y hasta una presentación colectiva en el Convention Stand. Nuevamente en Egipto, en 1998 se presentó en el palacio de la galería Opera House.
En el año 2000 vivió en Bogotá y en Medellín. En la primera se presentó en la Fundación Santillana y en la segunda en la sala Confama y en el hotel Sheraton. En 2001 volvió a Paraguay. En Asunción expuso en el Museo Nacional de Bellas Artes. Después visitó Uruguay y su muestra se exhibió en la Aladi. Ese mismo año estuvo en el Instituto Cervantes de Londres y luego en Rusia, donde su obra fue calificada como “un viaje de la vida entre la realidad y los sueños” en el Museo Moscovita de Arte Moderno de Moscú.
A principios de 2002 volvió a Guayaquil. Desde entonces sigue en su patria, con un taller frente al mar en las playas de Olón. De no muy alta estatura, ojos pequeños, pelo lacio y negro, extrovertido y vital, Olmedo Quimbita es uno de los grandes pintores ecuatorianos.
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